Sant Jordi a l’ETSEIB

Aquest any també vendrem roses per St Jordi! Ja sabeu que fem pack Rosa + Revista + Relat eròtic + condó a un preu inmillorable!

Recordeu que els articles de la revista Posa-t’hi fulles els escrivim entre tots! Poden ser de qualsevol tema, relacionat amb la universitat o amb la vostra vida privada, en qualsevol idioma, en qualsevol registre i de la llargada desitjada!! Envia’ns el teu article a assembleaetseibupc@gmail.com

Ja està obert el concurs de relats eròtics! Teniu fins el 19 de març per enviar-nos- el a assembleaetseibupc@gmail.com. L’únic requisit és que tingui un alt contingut sexual, en qualsevol tipus de sexe! El guanyador del concurs rebrà condons com a premi!

2024

Año 2024. Hemos salido de la crisis. En la ETSEIB, hay dos ordenadores por alumno, las impresoras de la copistería funcionan, en invierno la calefacción está encendida y la universidad está abierta las 24 horas del día. Por lo demás, todo sigue como siempre: los bocadillos de la cafetería son los mismos que en 1994, el departamento de Economía sigue tardando seis semanas en dar las notas y Agulló ha anunciado que este año se jubila, sí o sí.

Son las seis de la mañana del viernes 19 de abril y Cristina regresa de la planta 5 con unas fotocopias recién hechas. Cris es de tercero, tiene insomnio y un examen dentro de cuatro días; como no tiene nada mejor que hacer, estudia en la universidad por las noches. Sale del ascensor y se dirige hacia el pabellón F. No sabe que no llegará a él.
Xavier está entrando en la universidad. Acaba de volver de erasmus y esta es su primera semana de trabajo como becario en el departamento de Mecánica. Como quiere demostrar que su sueldo es merecido, ha decidido empezar a trabajar un “poco” antes. Sus zapatos relucen. Su traje nuevo no tiene ni una arruga. Ni se imagina como de arrugado estará dentro de media hora.

De pronto, cuando Xavier pasa por delante de la sala de estudios, alguien sale de los ascensores. La figura lo ve por casualidad y se queda quieta, mirándolo. Entrecierra los ojos para ver mejor, mientras se acerca. Ella es de estatura media, de complexión delgada. Tiene el pelo color canela muy largo. A medida que se acerca, distingue unas piernas largas enfundadas en unos tejanos apretados, y un busto precioso oculto por una camiseta interior alarmantemente transparente. Antes de poder definir el color del sujetador, Xavi puede decir con seguridad quién es la dueña de los enormes pechos que este encierra. Cristina. ¡Cristina! Seis meses antes, Cris y él habían disfrutado de su pequeña historia de pasión que no había ido a más a causa de la inminente partida de él. Y ahora la tenía ahí: con esa boquita de caramelo, sus piernas perfectas y esos pechos morenos clamando por ser liberados del malvado sujetador rosa. Madre mía, piensa él, recordando muchas noches de insomnio de Cris e intentando que no se note su inoportuna erección.

Madre mía, piensa Cristina, rezando para que su sujetador disimule como sus pezones han pasado de ser tiernos y suaves a duros como piedras. Es Xavi, por supuesto. Xavi, el ex jugador de balonmano que tan loca la volvía. A pesar de haber dejado el deporte sus brazos seguían siendo impresionantemente grandes. Y esa espalda… por un momento recuerda la pequeña cicatriz que tiene en medio de esos gigantescos hombros. Contiene un suspiro. Cuando Xavi se acera tanto que puede distinguir el verde de sus ojos, Cris abre la boca para decir algo.

Xavi también separa los labios para saludarla, pero en su boca se agolpan mil y una frases, todas demasiado tontas. Y así se quedan durante cinco segundos: con la boca abierta.

Ni siquiera la cierran para iniciar el beso. Se comen el uno a otro, juntan sus lenguas sedientas de sexo y se abrazan intentando que no quede ni un resquicio de aire entre ambos.

Cris le pone las manos sobre el culo, duro como una roca, mientras Xavi desplaza su boca hacia el fino cuello de ella, besándolo, mordiéndolo. La empotra contra la pared y sigue besándola. Dos manos no son suficientes para abarcar ese cuerpazo que tan loco lo vuelve. Y de pronto, de entre los labios rosados de Cris, sale esa maravillosa palabra:
— Fóllame.
Xavi deja escapar el aire para contenerse. ¿Dónde? En pocos exámenes ha tenido una respuesta más clara. Coge a Cris de la mano y la guía: pasan por delante del patio de los monos, giran a la izquierda y, para sorpresa de la chica, siguen recto.
— ¿El laboratorio de Mecánica?— pregunta entre jadeos.
— Tengo el código. Y, como supongo que recuerdas, hay una mesa enorme…

Él no lo nota, pero al decir eso, el flujo de Cris se ha deslizado suavemente entre sus labios vaginales hasta manchar su tanguita rosa. Caminan a paso rápido por el pasillo hasta detenerse delante de la puerta. Con una habilidad táctil admirable, Xavi teclea el número secreto de la puerta del laboratorio de Mecánica (696969). El sonido de las bisagras automáticas al abrirse es lo más bonito que ambos han oído en mucho tiempo, superado solo por el ruido de la misma puerta al cerrarse tras ellos.

La sala ha cambiado poco: sigue ahí la imperturbable mesa alta en forma de C rodeada por las estanterías de metal llenas de aparatitos diabólicos diseñados para el aprendizaje y posterior suspenso de los alumnos. Pero tanto Xavi como Cris, hace ya tiempo que aprobaron (o compensaron) esa asignatura, y ahora solo les interesa follar. Xavi apaga los fluorescentes automáticos pero deja encendida una luz del despacho, que los deja en la penumbra.

Repentinamente, coge a Cris en volandas y la sienta en la mesa. Sin dejar de comerse la boca, se van desnudando mutuamente. Xavi le quita la camiseta interior a Cristina y, mientras ella le desanuda la corbata y le desabrocha uno a uno los botones de su camisa, él se pelea con el cierre del sujetador. Cuando por fin logra abrirlo, las enormes tetas de Cris salen exuberantes hacia él: son redondas y morenas; sus pezones oscuros están tan duros y puntiagudos que podrían rayar cristal. Y Xavi va a por ellos. Le agarra las tetas mientras lame esos pezones como si le fuera la vida en ello. Los repasa suavemente, una y otra vez: primero usa la punta de la lengua y luego la boca entera, llenándosela. Cris lo mira. Desde arriba, los hombros de Xavi parecen aun más anchos, y su expresión de ansia al lamerle los pechos la pone aun más, tanto que empieza a oler sus propios fluidos. Cierra los ojos y disfruta del tacto de la lengua del chico en cada poro de sus pechos, e inconscientemente empieza a frotarse el pubis con una mano.

Al cabo de un rato, Xavi logra separar su boca del cuerpo de Cris.
— ¿Qué le pasa a tu coñito?— pregunta juguetón, poniendo la mano sobre la de Cris, que se masajea la entrepierna.
— Lo mismo que a tu pene— le contesta ella, desabrochándole los pantalones al chico.
— ¿Quieres que me encargue de él?—. Cuando ambos están sin pantalones, Xavi le retira a Cris el minúsculo tanga rosa, que resulta estar empapado con sus flujos—. Madre mía, estás muy húmeda.
— Y muy caliente.
— Ábrete de piernas, voy a comértelo bien.
Cris obedece y, de nuevo sentada en la mesa, se abre de piernas. Xavi admira la visión: está bien depilado, suavecito y necesitado de su lengua. Pero cuando el chico acerca su boca a la entrepierna de ella, Cris lo detiene.
— No, no quiero que me lo comas.
— ¿Qué?
— Quiero sentarme en tu cara.
Xavi no necesita oír más: se sube a la mesa y se estira. Cris se coloca a horcajadas sobre su cara: arrodillada y con las piernas separadas, su coño queda bien abierto, justo sobre la boca de Xavi. Deja caer todo su peso y él nota como los labios de ella quedan sellados a los suyos, nota el salado flujo de Cris recorriéndole la comisura de los labios, y cierra los ojos: nada en el mundo sabe mejor que las ansias de sexo de una mujer.

Y entonces empieza. Su lengua sale de su boca y se mete en el coño de ella. Primero le lame los labios, poco a poco, haciéndola esperar: los repasa una y otra vez, lamiendo cada gota de los fluidos de ella, que empiezan a empaparlo entero. Luego mete la lengua hasta el fondo y llega al clítoris: lame el suave botón; con delicadeza al principio y luego con más rapidez. Cris está en la gloria. Por un momento abre los ojos y mira hacia abajo: ver el rostro de Xavi bajo su coño, con los ojos cerrados, hace que éste note aun más lo cachonda que está. El chico abre los ojos y la mira. Desde abajo, ve un par de tetas impresionantemente grandes y, arriba, el rostro de una chica que está calentísima. Cris empieza a moverse sobre la cara de Xavi, instándolo a que vaya más rápido. Él obedece: coloca sus manos bajo las rodillas de ella y coge su culo, haciendo que Cris se clave más hacia su cara. Incrusta boca y nariz en su entrepierna y lame con la lengua entera, pasando una y otra vez por su clítoris, una y otra vez. En un momento, incluso le recorre el ano, provocándole los primeros latidos. Cris mueve las caderas acompañando el ritmo de Xavi, que no para ni siquiera cuando nota esos latidos en el coño de Cris que preceden al orgasmo. Ella lo coge por el pelo y empieza a gemir, susurrando el nombre del chico como una letanía:
— Xavi, Xavi, sí, oh, por Dios, sí, así, así Xavi, así…
Y finalmente se corre, con un gemido que podría oír cualquiera al otro lado de la puerta.
La cara de él se empapa con los flujos de ella, pero no deja de lamer hasta que los latidos de Cris cesan, al cabo de un largo minuto. Cuando termina, sale de encima de Xavi, se acerca a su cara y le besa. La boca de él sabe a ella, y eso le encanta.
— ¿Estás cachondo?— pregunta Cris, retóricamente.
— La tengo como una piedra.
— Sabes… Estas mesas son muy altas. ¿Quieres que te la chupe… ya sabes… como esa vez?
— Oh, Dios, no me acordaba de aquello.

Instantáneamente, Xavi salta de la mesa y se quita los calzoncillos, dejando a la vista una potentísima erección. Cris, por su parte, se acomoda en esa posición tan particular: aun estirada bocarriba, coloca su nunca en el borde de la mesa y deja caer la cabeza suavemente hacia atrás. Su boca queda bien abierta, y su lengua sale, pidiendo la atención del pene de Xavi. Este no se hace de rogar y coloca la punta en los labios de Cris. Pese a estar bocabajo, su habilidad mamándola sigue siendo la misma: primero lame el tronco entero, y luego empieza a lamer la punta: solo la punta, como si fuese un caramelo. Se esmera un rato hasta que, poco a poco, se la mete entera en la boca. Xavi la tiene grande, pero entra. Entra muy bien; Cris tiene hambre. Mueve la cabeza al mismo ritmo que su mano, lentamente. Vuelve a lamer solo la punta, circularmente, y luego atrae a Xavi aun más y le chupa los huevos un instante.
— Oh, joder Cris, que buena…

Finalmente, se vuelve a meter la polla entera en la boca. Sus movimientos son seguros e incesantes: la chupa una y otra vez, hasta que Xavi le coge la mano y la aparta de su polla.
— Abre bien la boca— le dice.
Ella sabe lo que quiere Xavi: follarle la boca. Así que aparta sus manos y deja que el chico coloque las suyas a ambos lados de su cabeza. Empieza a mover las caderas a un ritmo frenético, mientras Cris vuelve a humedecerse y a masturbarse.

Los gemidos de Xavi son tales que parece que va a correrse. Hunde su miembro en la garganta de la chica, provocándole una, dos, tres arcadas, lo que hace que su polla se ponga aun más dura, si eso es posible. Cris empieza a alarmarse: ¡¡no puedes correrte ahora que vuelvo a estar cachonda!!, piensa, pero por desgracia (por fortuna, en realidad) tiene un pene de considerable tamaño en la boca que no le deja articular palabra alguna. Así que recorre a la vía fácil: le da un pequeño cachete a Xavi (que luego él le devolverá) para que suba a la mesa. Él conoce a Cris, y sabe lo que quiere. No puede negárselo después de la soberana follada de boca, así que se sube a la mesa y, estando a cuatro patas aun con la polla encerrada en la boca de ella, se acerca a lamerle el coño de nuevo.

Ah, el perfecto 69. Cris sigue con la mamada, despacio para que Xavi no se corra aun, y él empieza de nuevo a comerle el coño, mientras ella alza las caderas más y más para acercarse a su boca. La quietud del momento les hace volver a la realidad: están completamente desnudos, sobre la mesa del laboratorio de mecánica de la ETSEIB, comiéndose coño y polla respectivamente. Se ponen aun más cachondos.
— ¿Quieres que te dé por culo como lo hace este departamento con los alumnos?— pregunta Xavi, de pronto.
— Oh, por favor.
A pesar de lo bien que está siendo comida, el culito de Cris también quiere juerga. Ambos bajan de la mesa, y ella se dobla por la cintura hasta que su culo queda bien en pompa. Luego, separa los talones para que quede bien abierto.

Por unos momentos Xavi toma distancia para ponerse el codón que lleva siempre en la cartera y se queda observando lo buena que está Cris: su culo es grande y redondo, y la parte interior de sus muslos brilla a causa de los fluidos que la empapan. Se acerca y le da un pequeño cachete, haciendo que su duro glúteo rebote.
— ¡Eh!— se queja Cris.
— Te la debía. ¿No te gusta?—. Le da otro cachete, un poquito más fuerte.
— Oh— sonríe.
— No reconocerás que te encanta, pero lo sé— sigue Xavi, y le suelta otro con la mano abierta.
— Oh, Dios— Cris suelta una risita traviesa.
— ¿Te gusta eh?— el siguiente cachete le pone el culo caliente, y Cris levanta los talones inconscientemente, delatándose.
— Pétame el culo ya, por favor— pide.
Xavi no se hace de rogar: se escupe en la polla y coloca la punta en el ano de Cris. Poco a poco, va entrando, y cuando está suficientemente dentro, las caderas de ambos empiezan a moverse al unísono. Los pechos de Cris quedan aplastados contra la mesa, mientras se sujeta al borde opuesto. Xavi la coge por la estrecha cintura dándose más impulso, hasta que Cris empieza a gritar.
— Ah, ah, ah, por Dios, ah, ¡ah! ¡Dios! ¡Me corro, me corro ya…!
Las contracciones de su culo son un estímulo para que Xavi siga empujando. Con una mano, mete dos dedos en el coño de la chica, que parece un lago. Su espalda curvada, desnuda y de piel morena le pone muchísimo, pero Xavi quiere verle la cara.
— Date la vuelta— le dice, en un susurro en el que Cris nota todo su frenesí.
Cuando Xavi saca la polla del culo de Cris, ella tiene su segundo orgasmo. Aun no ha terminado cuando se encuentra bocarriba, con los talones tocando su culo y las manos de Xavi sobre sus pechos, inclinado sobre ella.
— Prepara tu coño— le dice al oído.

La embestida del chico clava su polla hasta el fondo del coño de Cris, que se retuerce de placer. Abre los ojos y lo mira: el vientre duro, los enormes pectorales brillantes por el sudor, ese cuello grueso y los ojos verdes clavados en los suyos. Las embestidas del chico hacen que su coño se humedezca hasta lo imposible, nunca había estado tan cachonda, y es consciente que se va a correr por tercera vez en un solo polvo.
— ¡¡Más fuerte, Xavi, más fuerte!!
Cris gime. Todas sus terminaciones nerviosas la llevan a esa oleada de placer por la que se hace cualquier cosa, a la catarsis, a esa descarga de tensión llamada orgasmo.
— Oh, sí. Sí. ¡¡SÍ!!

Sus gritos y los latidos involuntarios de su coño llevan a Xavi a eyacular y a tener uno de los orgasmos más largos de su vida. Resopla como un toro mientras se corre y nota el coño de Cris palpitando sin cesar, hasta que cae rendido sobre ella.
Se quedan en silencio durante un rato, oyendo solamente sus jadeos. Cris le acaricia la cicatriz de la espalda.
Cuando logran recuperarse del polvazo del año, se levantan y se visten, sin dejar de sonreír.
— Menuda bienvenida— dice Xavi, dándole un beso a ella en los labios—. ¿Vas a seguir estudiando?
— Que va, me voy a casa. Creo que me has quitado el insomnio de golpe.
— Me alegra oír eso.
Xavi acompaña a Cris a la salida. La Diagonal, que ahora tiene veinte carriles, está totalmente desierta. Empieza el amanecer. La chica se toca el culo, sonriendo; lo tiene rojo como el sol naciente.

Año 2024. Hemos salido de la crisis. En la ETSEIB, hay dos ordenadores por alumno, las impresoras de la copistería funcionan, en invierno la calefacción está encendida y la universidad está abierta las 24 horas del día. Por lo demás, todo sigue como siempre: los bocadillos de la cafetería son los mismos que en 1994, el departamento de Economía sigue tardando seis semanas en dar las notas y Agulló ha anunciado que este año se jubila, sí o sí.
Son las seis de la mañana del viernes 19 de abril y Cristina regresa de la planta 5 con unas fotocopias recién hechas. Cris es de tercero, tiene insomnio y un examen dentro de cuatro días; como no tiene nada mejor que hacer, estudia en la universidad por las noches. Sale del ascensor y se dirige hacia el pabellón F. No sabe que no llegará a él.
Xavier está entrando en la universidad. Acaba de volver de erasmus y esta es su primera semana de trabajo como becario en el departamento de Mecánica. Como quiere demostrar que su sueldo es merecido, ha decidido empezar a trabajar un “poco” antes. Sus zapatos relucen. Su traje nuevo no tiene ni una arruga. Ni se imagina como de arrugado estará dentro de media hora.
De pronto, cuando Xavier pasa por delante de la sala de estudios, alguien sale de los ascensores. La figura lo ve por casualidad y se queda quieta, mirándolo. Entrecierra los ojos para ver mejor, mientras se acerca. Ella es de estatura media, de complexión delgada. Tiene el pelo color canela muy largo. A medida que se acerca, distingue unas piernas largas enfundadas en unos tejanos apretados, y un busto precioso oculto por una camiseta interior alarmantemente transparente. Antes de poder definir el color del sujetador, Xavi puede decir con seguridad quién es la dueña de los enormes pechos que este encierra. Cristina. ¡Cristina! Seis meses antes, Cris y él habían disfrutado de su pequeña historia de pasión que no había ido a más a causa de la inminente partida de él. Y ahora la tenía ahí: con esa boquita de caramelo, sus piernas perfectas y esos pechos morenos clamando por ser liberados del malvado sujetador rosa. Madre mía, piensa él, recordando muchas noches de insomnio de Cris e intentando que no se note su inoportuna erección.
Madre mía, piensa Cristina, rezando para que su sujetador disimule como sus pezones han pasado de ser tiernos y suaves a duros como piedras. Es Xavi, por supuesto. Xavi, el ex jugador de balonmano que tan loca la volvía. A pesar de haber dejado el deporte sus brazos seguían siendo impresionantemente grandes. Y esa espalda… por un momento recuerda la pequeña cicatriz que tiene en medio de esos gigantescos hombros. Contiene un suspiro. Cuando Xavi se acera tanto que puede distinguir el verde de sus ojos, Cris abre la boca para decir algo.
Xavi también separa los labios para saludarla, pero en su boca se agolpan mil y una frases, todas demasiado tontas. Y así se quedan durante cinco segundos: con la boca abierta.
Ni siquiera la cierran para iniciar el beso. Se comen el uno a otro, juntan sus lenguas sedientas de sexo y se abrazan intentando que no quede ni un resquicio de aire entre ambos.
Cris le pone las manos sobre el culo, duro como una roca, mientras Xavi desplaza su boca hacia el fino cuello de ella, besándolo, mordiéndolo. La empotra contra la pared y sigue besándola. Dos manos no son suficientes para abarcar ese cuerpazo que tan loco lo vuelve. Y de pronto, de entre los labios rosados de Cris, sale esa maravillosa palabra:
— Fóllame.
Xavi deja escapar el aire para contenerse. ¿Dónde? En pocos exámenes ha tenido una respuesta más clara. Coge a Cris de la mano y la guía: pasan por delante del patio de los monos, giran a la izquierda y, para sorpresa de la chica, siguen recto.
— ¿El laboratorio de Mecánica?— pregunta entre jadeos.
— Tengo el código. Y, como supongo que recuerdas, hay una mesa enorme…
Él no lo nota, pero al decir eso, el flujo de Cris se ha deslizado suavemente entre sus labios vaginales hasta manchar su tanguita rosa. Caminan a paso rápido por el pasillo hasta detenerse delante de la puerta. Con una habilidad táctil admirable, Xavi teclea el número secreto de la puerta del laboratorio de Mecánica (696969). El sonido de las bisagras automáticas al abrirse es lo más bonito que ambos han oído en mucho tiempo, superado solo por el ruido de la misma puerta al cerrarse tras ellos.
La sala ha cambiado poco: sigue ahí la imperturbable mesa alta en forma de C rodeada por las estanterías de metal llenas de aparatitos diabólicos diseñados para el aprendizaje y posterior suspenso de los alumnos. Pero tanto Xavi como Cris, hace ya tiempo que aprobaron (o compensaron) esa asignatura, y ahora solo les interesa follar. Xavi apaga los fluorescentes automáticos pero deja encendida una luz del despacho, que los deja en la penumbra.
Repentinamente, coge a Cris en volandas y la sienta en la mesa. Sin dejar de comerse la boca, se van desnudando mutuamente. Xavi le quita la camiseta interior a Cristina y, mientras ella le desanuda la corbata y le desabrocha uno a uno los botones de su camisa, él se pelea con el cierre del sujetador. Cuando por fin logra abrirlo, las enormes tetas de Cris salen exuberantes hacia él: son redondas y morenas; sus pezones oscuros están tan duros y puntiagudos que podrían rayar cristal. Y Xavi va a por ellos. Le agarra las tetas mientras lame esos pezones como si le fuera la vida en ello. Los repasa suavemente, una y otra vez: primero usa la punta de la lengua y luego la boca entera, llenándosela. Cris lo mira. Desde arriba, los hombros de Xavi parecen aun más anchos, y su expresión de ansia al lamerle los pechos la pone aun más, tanto que empieza a oler sus propios fluidos. Cierra los ojos y disfruta del tacto de la lengua del chico en cada poro de sus pechos, e inconscientemente empieza a frotarse el pubis con una mano.
Al cabo de un rato, Xavi logra separar su boca del cuerpo de Cris.
— ¿Qué le pasa a tu coñito?— pregunta juguetón, poniendo la mano sobre la de Cris, que se masajea la entrepierna.
— Lo mismo que a tu pene— le contesta ella, desabrochándole los pantalones al chico.
— ¿Quieres que me encargue de él?—. Cuando ambos están sin pantalones, Xavi le retira a Cris el minúsculo tanga rosa, que resulta estar empapado con sus flujos—. Madre mía, estás muy húmeda.
— Y muy caliente.
— Ábrete de piernas, voy a comértelo bien.
Cris obedece y, de nuevo sentada en la mesa, se abre de piernas. Xavi admira la visión: está bien depilado, suavecito y necesitado de su lengua. Pero cuando el chico acerca su boca a la entrepierna de ella, Cris lo detiene.
— No, no quiero que me lo comas.
— ¿Qué?
— Quiero sentarme en tu cara.
Xavi no necesita oír más: se sube a la mesa y se estira. Cris se coloca a horcajadas sobre su cara: arrodillada y con las piernas separadas, su coño queda bien abierto, justo sobre la boca de Xavi. Deja caer todo su peso y él nota como los labios de ella quedan sellados a los suyos, nota el salado flujo de Cris recorriéndole la comisura de los labios, y cierra los ojos: nada en el mundo sabe mejor que las ansias de sexo de una mujer.
Y entonces empieza. Su lengua sale de su boca y se mete en el coño de ella. Primero le lame los labios, poco a poco, haciéndola esperar: los repasa una y otra vez, lamiendo cada gota de los fluidos de ella, que empiezan a empaparlo entero. Luego mete la lengua hasta el fondo y llega al clítoris: lame el suave botón; con delicadeza al principio y luego con más rapidez. Cris está en la gloria. Por un momento abre los ojos y mira hacia abajo: ver el rostro de Xavi bajo su coño, con los ojos cerrados, hace que éste note aun más lo cachonda que está. El chico abre los ojos y la mira. Desde abajo, ve un par de tetas impresionantemente grandes y, arriba, el rostro de una chica que está calentísima. Cris empieza a moverse sobre la cara de Xavi, instándolo a que vaya más rápido. Él obedece: coloca sus manos bajo las rodillas de ella y coge
su culo, haciendo que Cris se clave más hacia su cara. Incrusta boca y nariz en su entrepierna y lame con la lengua entera, pasando una y otra vez por su clítoris, una y otra vez. En un momento, incluso le recorre el ano, provocándole los primeros latidos. Cris mueve las caderas acompañando el ritmo de Xavi, que no para ni siquiera cuando nota esos latidos en el coño de Cris que preceden al orgasmo. Ella lo coge por el pelo y empieza a gemir, susurrando el nombre del chico como una letanía:
— Xavi, Xavi, sí, oh, por Dios, sí, así, así Xavi, así…
Y finalmente se corre, con un gemido que podría oír cualquiera al otro lado de la puerta.
La cara de él se empapa con los flujos de ella, pero no deja de lamer hasta que los latidos de Cris cesan, al cabo de un largo minuto. Cuando termina, sale de encima de Xavi, se acerca a su cara y le besa. La boca de él sabe a ella, y eso le encanta.
— ¿Estás cachondo?— pregunta Cris, retóricamente.
— La tengo como una piedra.
— Sabes… Estas mesas son muy altas. ¿Quieres que te la chupe… ya sabes… como esa vez?
— Oh, Dios, no me acordaba de aquello.
Instantáneamente, Xavi salta de la mesa y se quita los calzoncillos, dejando a la vista una potentísima erección. Cris, por su parte, se acomoda en esa posición tan particular: aun estirada bocarriba, coloca su nunca en el borde de la mesa y deja caer la cabeza suavemente hacia atrás. Su boca queda bien abierta, y su lengua sale, pidiendo la atención del pene de Xavi. Este no se hace de rogar y coloca la punta en los labios de Cris. Pese a estar bocabajo, su habilidad mamándola sigue siendo la misma: primero lame el tronco entero, y luego empieza a lamer la punta: solo la punta, como si fuese un caramelo. Se esmera un rato hasta que, poco a poco, se la mete entera en la boca. Xavi la tiene grande, pero entra. Entra muy bien; Cris tiene hambre. Mueve la cabeza al mismo ritmo que su mano, lentamente. Vuelve a lamer solo la punta, circularmente, y luego atrae a Xavi aun más y le chupa los huevos un instante.
— Oh, joder Cris, que buena…
Finalmente, se vuelve a meter la polla entera en la boca. Sus movimientos son seguros e incesantes: la chupa una y otra vez, hasta que Xavi le coge la mano y la aparta de su polla.
— Abre bien la boca— le dice.
Ella sabe lo que quiere Xavi: follarle la boca. Así que aparta sus manos y deja que el chico coloque las suyas a ambos lados de su cabeza. Empieza a mover las caderas a un ritmo frenético, mientras Cris vuelve a humedecerse y a masturbarse.
Los gemidos de Xavi son tales que parece que va a correrse. Hunde su miembro en la garganta de la chica, provocándole una, dos, tres arcadas, lo que hace que su polla se ponga aun más dura, si eso es posible. Cris empieza a alarmarse: ¡¡no puedes correrte ahora que vuelvo a estar cachonda!!, piensa, pero por desgracia (por fortuna, en realidad) tiene un pene de considerable tamaño en la boca que no le deja articular palabra alguna. Así que recorre a la vía fácil: le da un pequeño cachete a Xavi (que luego él le devolverá) para que suba a la mesa. Él conoce a Cris, y sabe lo que quiere. No puede negárselo después de la soberana follada de boca, así que se sube a la mesa y, estando a cuatro patas aun con la polla encerrada en la boca de ella, se acerca a lamerle el coño de nuevo.
Ah, el perfecto 69. Cris sigue con la mamada, despacio para que Xavi no se corra aun, y él empieza de nuevo a comerle el coño, mientras ella alza las caderas más y más para acercarse a su boca. La quietud del momento les hace volver a la realidad: están completamente desnudos, sobre la mesa del laboratorio de mecánica de la ETSEIB, comiéndose coño y polla respectivamente. Se ponen aun más cachondos.
— ¿Quieres que te dé por culo como lo hace este departamento con los alumnos?— pregunta Xavi, de pronto.
— Oh, por favor.
A pesar de lo bien que está siendo comida, el culito de Cris también quiere juerga. Ambos bajan de la mesa, y ella se dobla por la cintura hasta que su culo queda bien en pompa. Luego, separa los talones para que quede bien abierto.
Por unos momentos Xavi toma distancia para ponerse el codón que lleva siempre en la cartera y se queda observando lo buena que está Cris: su culo es grande y redondo, y la parte interior de sus muslos brilla a causa de los fluidos que la empapan. Se acerca y le da un pequeño cachete, haciendo que su duro glúteo rebote.
— ¡Eh!— se queja Cris.
— Te la debía. ¿No te gusta?—. Le da otro cachete, un poquito más fuerte.
— Oh— sonríe.
— No reconocerás que te encanta, pero lo sé— sigue Xavi, y le suelta otro con la mano abierta.
— Oh, Dios— Cris suelta una risita traviesa.
— ¿Te gusta eh?— el siguiente cachete le pone el culo caliente, y Cris levanta los talones inconscientemente, delatándose.
— Pétame el culo ya, por favor— pide.
Xavi no se hace de rogar: se escupe en la polla y coloca la punta en el ano de Cris. Poco a poco, va entrando, y cuando está suficientemente dentro, las caderas de ambos empiezan a moverse al unísono. Los pechos de Cris quedan aplastados contra la mesa, mientras se sujeta al borde opuesto. Xavi la coge por la estrecha cintura dándose más impulso, hasta que Cris empieza a gritar.
— Ah, ah, ah, por Dios, ah, ¡ah! ¡Dios! ¡Me corro, me corro ya…!
Las contracciones de su culo son un estímulo para que Xavi siga empujando. Con una mano, mete dos dedos en el coño de la chica, que parece un lago. Su espalda curvada, desnuda y de piel morena le pone muchísimo, pero Xavi quiere verle la cara.
— Date la vuelta— le dice, en un susurro en el que Cris nota todo su frenesí.
Cuando Xavi saca la polla del culo de Cris, ella tiene su segundo orgasmo. Aun no ha terminado cuando se encuentra bocarriba, con los talones tocando su culo y las manos de Xavi sobre sus pechos, inclinado sobre ella.
— Prepara tu coño— le dice al oído.
La embestida del chico clava su polla hasta el fondo del coño de Cris, que se retuerce de placer. Abre los ojos y lo mira: el vientre duro, los enormes pectorales brillantes por el sudor, ese cuello grueso y los ojos verdes clavados en los suyos. Las embestidas del chico hacen que su coño se humedezca hasta lo imposible, nunca había estado tan cachonda, y es consciente que se va a correr por tercera vez en un solo polvo.
— ¡¡Más fuerte, Xavi, más fuerte!!
Cris gime. Todas sus terminaciones nerviosas la llevan a esa oleada de placer por la que se hace cualquier cosa, a la catarsis, a esa descarga de tensión llamada orgasmo.
— Oh, sí. Sí. ¡¡SÍ!!
Sus gritos y los latidos involuntarios de su coño llevan a Xavi a eyacular y a tener uno de los orgasmos más largos de su vida. Resopla como un toro mientras se corre y nota el coño de Cris palpitando sin cesar, hasta que cae rendido sobre ella.
Se quedan en silencio durante un rato, oyendo solamente sus jadeos. Cris le acaricia la cicatriz de la espalda.
Cuando logran recuperarse del polvazo del año, se levantan y se visten, sin dejar de sonreír.
— Menuda bienvenida— dice Xavi, dándole un beso a ella en los labios—. ¿Vas a seguir estudiando?
— Que va, me voy a casa. Creo que me has quitado el insomnio de golpe.
— Me alegra oír eso.
Xavi acompaña a Cris a la salida. La Diagonal, que ahora tiene veinte carriles, está totalmente desierta. Empieza el amanecer. La chica se toca el culo, sonriendo; lo tiene rojo como el sol naciente.

Es mostra 2024.pdf.

Fotocopias – Relat eròtic guanyador 2013

Laura estaba fotocopiando aquellos estupendos apuntes de termodinámica en la soledad del 5º piso del ETSEIB. Aquel sábado, cuando quedaban cinco minutos para las diez de la noche, el edificio se encontraba especialmente tranquilo y oscuro.

De hecho, la 5ª planta estaba tan sumida en la penumbra que no podía vislumbrar el fondo del pasillo en el que se hallaba. Veía su reflejo en una de las ventanas; era alta y de piernas largas, de pelo rizado oscuro y ojos grises. Sus facciones no resaltaban especialmente por su belleza, aunque cabe decir que sus labios

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Relat eròtic ETSEIB – Relat eròtic 2013

L’edifici de l’Etseib s’alçava imponent sobre la Diagonal. Tot just eren les vuit del matí, i ella i un parell d’amics caminaven, encara mig adormits, cap a l’entrada. Mentre pujaven les poques escales que conduïen a la porta principal, un d’ells va fer un comentari sobre com n’estava de bona una noia de primer, i ella va riure, dient-li que ni en somnis se la faria. Llavors va dirigir els ulls cap al racó on sempre mirava cada matí. I allà hi era ell, fumant amb els seus col·legues abans d’entrar a classe. Fumava d’una manera tan sexy…

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Concurs de relats eròtics ETSEIB

Cada dia arribava tard a classe, però això és el que va fer fixar-me en ella, a part dels seus pits. Es deia Érika i cada cop que entrava per la porta em deixava bocabadat. Potser no era tan espectacular, però era just el meu prototip, va ser atracció total des del primer cop que la vaig veure.

Amb lo tímid que era no m’atrevia a dir-li res, la mirava però mai feia el pas de presentar-me. Casualitats de la vida, em va tocar fer amb ella les pràctiques d’electromagnetisme. Era la meva ocasió, ara li parlaria si o si.

Va arribar el dia de la pràctica i, mentre fèiem el treball, li anava dient tonteries,

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Llums i Ombres – Concurs relats eròtics

Ningú va reparar en la presència de la noia quan va entrar a l’ETSEIB. Com de costum, es va dirigir cap als ascensors on s’aglutinaven els estudiants esperant que en baixés algun.

Un d’aquells aspirants a enginyer escoltava la verborrea d’un company sobre l’examen del dia anterior, però el seu pensament divagava. El seu company l’observava

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